La tecnología de Tartaria

La mayoría de quienes hablan de este tema concuerdan en que había energía libre y gratuita, lo cual contradice la consigna de su tiranía, hablando por el contrario de un nivel de libertad que hoy no conocemos, ya que en la civilización actual nos cobran todo lo que gratuitamente deberíamos recibir de la naturaleza. Pronto incluso nos querrán vender aire no contaminado para que podamos respirar sin enfermarnos, esto hace unos años hubiera parecido una locura, pero hoy en día hay mucha gente que lo aceptaría agradecida. 

Energía libre de Tartaria


Lo que se cree de la civilización de Tartaria, es que habían desarrollado un sistema de transmisión de energía eléctrica inalámbrico, por lo cual cualquiera que tuviera su antena podía recibirla de manera gratuita. Las calles estaban alumbradas por esta energía y no sabemos qué tipo de artefactos tenían a su disposición que funcionaran con electricidad.

Antenas de Tartaria

 

Tenemos cientos de fotos de estas antenas en el siglo XIX, tanto las transmisoras en el sistema público, como las receptoras en los edificios. Las cúpulas de todos los edificios anteriores al 1900 tendrían la intención de condensar esta energía transmitida por el aire, éter o atmósfera. 

Antenas de Tartaria 
Antenas de Tartaria


En este sentido se cree que esos edificios son mucho más antiguos de lo que dicen, habiendo sido construidos por la gente de Tartaria antes del 1700, época en la que desaparecieron de la superficie terrestre. Este sistema de transmisión de energía era el que Tesla quería replicar.

Tesla y Tartaria


Por haber nacido él en Croacia en 1857, es muy probable que hubiera visto en persona estas antenas o tuviera algún conocimiento de su utilización. A su vez era un ferviente admirador del físico croata Ruder Boskovic del 1700, alguien que también fue borrado de la historia científica, pero que sus trabajos inspiraron a Tesla, a Faraday con su teoría del electromagnetismo, a Kelvin con la termodinámica y a muchos más.

Ruder Boskovic


Entre todas las cosas que hizo este hombre, estuvo su insistencia en la necesidad de excavar en busca de Troya, ruinas que se encontraron 150 años después. Tal vez quería encontrar o rescatar otras civilizaciones que habían desaparecido muy poco antes de su época y de la que la gente de entonces todavía tenía información. Tenemos que comprender que borrar toda una cultura o conocimiento, no es tan difícil como suponemos, sólo se necesitan un par de generaciones para que el recuerdo se pierda o se convierta en un mito. De esto específicamente hablo en mi blog sobre el Reseteo.

Troya


La realidad es que Tesla no fue simplemente un científico, sino un ser humano con una conciencia expandida de la que no pudo hacer partícipe a la gente de su tiempo. Fue discípulo de Vivekananda, el primer maestro hindú llegado a occidente.

Vivekananda


En fin, se podría hablar mucho de Tesla, pero eso deberá quedar para otro blog. Lo que ahora nos interesa es que sus teorías eran el intento de rescatar una tecnología que hacía doscientos años que había desaparecido, lo supiera por conocimientos heredados o por revelación mística, hay muchos indicios de que la segunda opción es la más acertada.

Tecnología Tesla de Tartaria


Es entonces que las cúpulas o domos de Tartaria no eran otra cosa que parábolas invertidas condensadoras de electricidad. A su vez todas estas construcciones tenían lo que hoy se consideran adornos, pero que en realidad formaban parte del sistema eléctrico, eran minicondensadores de electricidad etérica o atmosférica, que recibían la energía de las grandes cúpulas, la acumulaban y la descargaban en forma de luz artificial. Estos condensadores tenían por lo común la forma de copa o recipiente con una punta en la parte superior y algún tipo de químico en el interior que producía la luz. Hay muchas ilustraciones del siglo XVIII y XIX que los muestran en funcionamiento pero que hoy simplemente se toman como una licencia del artista y no como lo que en realidad eran, sistemas de iluminación.

Electricidad de Tartaria


Es así que todos los edificios importantes tenían estas características pero además había construcciones realizadas específicamente para la generación de electricidad atmosférica, que era la que se transmitía a la red urbana o incluso a las casas con las antenas para recibirla. Estos edificios no eran otros que los templos de todo el mundo. No importa cual fuera la religión a la que hoy se atribuyen, cristiana, musulmán, hindú, hebrea o busidsta, estos edificios eran en realidad centrales eléctricas, que tenían sus cúpulas y mucho oro utulizado para conducir la electricidad generada. Las antenas que aparecen en la punta de los domos tienen muchas veces intrincadas formas que nada tienen que ver con la religión a la que pretenden representar, sino con el diseño que los ingenieros del pasado lograron alcanzar para optimizar su rendimiento. Luego, cuando todo este conocimiento fue borrado, esos edificios pasaron a las religiones dominantes, donde en muchos casos los sacerdotes conocían las cualidades de sus templos y los utilizaron para producir determinadas sensaciones en los fieles.

Luces de Tartaria


Debemos decir que no sólo este sistema energético tenía la cualidad de ser gratuito, sino que sería mucho más saludable a nivel del cuerpo etérico del ser humano, ya que esta energía no sólo tenía otro tipo de frecuencia más sana, sino que no producía los efectos de cautiverio que se cree genera el entramado eléctrico actual. Si, así como lo estás leyendo. El sistema de cableado eléctrico de la actualidad, según lo cuenta Robert Monroe en sus libros sobre viajes astrales, serviría de contención a nuestro cuerpo astral, ya que no le permitiría desplazarse libremente, es como las rejas de un campo de concentración que nos mantienen en un aislamiento forzado, sin poder alejarnos mucho sin correr el riesgo de quedar atrapados como un pez en una red eléctrica.

Robert Monroe


Este es el uso real que los controladores le darían al cableado, más allá de cobrarnos por la energía, es la jaula en que nos encierran para no poder acceder a las verdades más sutiles. Este tema es un ejemplo muy claro de cuánto más libres éramos en la época de Tartaria, quienes no ocultaban la verdad, sino que la promovían.

Lamentablemente la mayor parte de las construcciones de esta civilización fueron destruidas, aunque aún quedan muchas en pie que nos dan una idea de lo que habrán sido esos tiempos. Entre el siglo XVIII y mediados del siglo XX, esas construcciones fueron tiradas abajo y reemplazadas por otras mucho menos llamativas.

París tártaro y en la actualidad


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